Se emplea como condimento en pastas, pescados, carnes, guisos y numerosos platos como patatas a lo pobre, salsa de sofrito, así como en carnes y pescados a la parrilla. Proporciona los sabores más intensos para enriquecer nuestros platos. El ajo puede utilizarse de distintas formas: fileteado, picado y mezclado con aceite. Se usan en platos típicos españoles como son salmorejo y gazpacho.
El ajo disminuye la presión sanguínea, estimula la secreción de jugos intestinales y elimina la flora intestinal perjudicial. Las propiedades del ajo lo hacen un aliado de nuestro aparato digestivo, ya que nos ayuda a prevenir inflamaciones estomacales y favorece la eliminación de bacterias dañinas en los intestinos. El ajo es también un excelente diurético, facilitando la eliminación de líquidos y toxinas.
Las personas que consumen ajo por la mañana obtienen una regulación natural de la presión arterial alta, las afecciones estomacales y la diarrea. Personas con enfermedades de tipo nervioso o personas con falta de vitalidad reconocen los beneficios en su organismo del consumo de ajos en ayunas.
Muchos estudios sugieren que hay una relación entre el consumo regular de ajo y la reducción en el riesgo de adquirir distintos tipos de cáncer, debido a sus propiedades antibacteriales y al bloqueo de la formación de sustancias cancerígenas.